Grande sabiduría es saber callar y no mirar dichos ni hechos ni vidas ajenas.
San Juan de la Cruz, 1542-1591



NUESTRA HISTORIA

En los albores del s. XXI, consideramos dentro de la normalidad, que los organismos estatales velen porque los hospitales admitan y cuiden a todos los enfermos, que haya residencias de ancianos para cuidar a nuestros mayores o que se paguen pensiones que hagan posible afrontar los gastos necesarios para vivir. Ahora, curamos nuestras conciencias donando aquello que nos sobre, a una ONG de las que están de moda, para que los pobres del mundo vean solucionados sus problemas durante una hora o un día.
            Esto es ahora, en este periodo histórico que nos toca vivir. Pero a principios del s. XX todo esto era aún una utopía. El estado del bienestar era un sueño que estaba sólo en la mente de algunos iluminados. Entonces, no era tan sencillo tener una pensión, asistencia sanitaria, aunque sí era posible ver que los ancianos estaban cuidados por sus familias.
            En el año 1903, en Fontiveros, nació, de una idea que tuvieron unas cuantas personas, para suplir lo que ahora es misión de los organismos públicos, la “Sociedad de Socorros Mutuos San Juan de la Cruz”, con el primer objetivo de socorrerse mutuamente entre socios, en la enfermedad. Entonces, cada socio entregaba 50 céntimos de peseta al mes, y cada enfermos recibía 1 peseta al día durante 50 días. Si había socios que no podían aportar dinero, tenían el encargo de pagar su cuota en especies (generalmente leche, huevos y galletas) para el alimento del enfermo.
            En el 1er. libro de cuentas conservado, que data de 1918, se pueden leer los ingresos, pero resulta mucho más curiosos indagar en los gastos: como los pagados al Director de la banda de música por su actuación en la fiesta de la Sociedad (10 pesetas), la aportación que se daba a las personas que asistían a la peregrinación de San Isidro, las que asistían a los baños curativos o los aguinaldos que se pagaban a los soldados de guarnición. Por supuesto, el gasto más amplio era la pensión semanal a los socios enfermos. Así, hasta principios de los años 60, donde la función de subsidio quedó obsoleta.
            Las altas y bajas de socios también se anotaban en el libro correspondiente. Así, se sabe que en 1918 había 43 socios, llegando en 1953 a 131. Las anotaciones de las bajas, señalaban el día y la causa de ésta que van desde ser voluntaria hasta por defunción, pasando por la falta de pago; son muy curiosas las bajas de socios por estar realizando el servicio militar.  Por supuesto, un rápido vistazo a estos registros nos da la oportunidad de comprobar como la causa de baja en los años 1936 a 1940 es mayoritariamente por defunción.
            Ahora, todo ha cambiado. Los socios inscritos superan los 160 y las actividades que desarrolla esta Asociación, aunque no dejen de ser caritativas, son fundamentalmente Culturales. La antigua Sociedad de Socorros Mutuos, que desde los años 40 se llamó Sindicato Obrero católico San Juan de la Cruz y después, a finales de los 70, Centro Obrero Católico San Juan de la Cruz, ha puesto por delante de todo el nombre de Asociación Cultural.
            La figura de San Juan de la Cruz sigue siendo el centro de las actuaciones de la Asociación, de su fiesta en Mayo, de su acompañamiento en la fiesta del 14 de Diciembre, y por supuesto, en los actos que den más relevancia, si cabe, a tan insigne e ilustre paisano, como los que ya ha empezado a realizar: exposiciones, certámenes de poesía, tradiciones y visitas a los lugares vinculados a este “pequeño fraile”
            Porque la Asociación tiene como premisa dar a conocer allá donde pueda, el nombre y la figura del Santo, del místico y del poeta, y hacer nacer el amor hacia él en las nuevas generaciones.
            En el 2003, se celebra el I Centenario de esta Asociación, aquélla que fontivereños como Marcelino, Florencio, Salustiano, Basilio o Donato hicieron surgir un frío día de febrero; que otros posteriores, tales como Marcos, Nazario, Jacianto y por último José, lograron asentar, evolucionar y conservar, para que los nuevos socios del s. XXI la engrandezcan. Ojalá todos los socios que ha tenido, tiene, seguramente tendrá la Asociación, sean felices en esta celebración.